Jorge Allen es un buen muchacho; eso dicen sus amigos. Quienes sólo lo conocen, como Alejandro Dolina, utilizan adjetivos más variados.
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Jorge Allen regresó varias veces a ver a su terapeuta. Comprendió perfectamente su caso, lo cual no le sirvió de nada: La chica de La Paternal se casó con un consignatario de Alberti. Enterado de esta tragedia, el enamorado anunció a Finkel, su analista, su decisión de interrumpir el tratamiento.
—Usted no entiende —sentenció el analista—; el punto es ubicarlo a usted ante la realidad para que la acepte y supere el dolor.
—No deseo superar el dolor. Ya he perdido a la mujer que quería. ¿Pretende usted dejarme también sin el sufrimiento? Dígame cuánto le debo.