Máquinas y poder.

Las máquinas son, de algún modo, una metáfora del poder. La máquina opera. La máquina tiene razón. La máquina tiene razón a partir de un sin razón; tiene razón de un modo automático; y opera. No importa lo que el usuario argumente porque no tiene cómo argumentar. En algún punto se suspende cualquier controversia, cualquier disputa, cualquier posibilidad de argumentación y la máquina opera, avanza, continúa con su plan de ejecución. Esta característica de las máquinas es lo que hace que muchos nos opongamos al voto electrónico, a interponer una máquina -una computadora- entre la voluntad de un elector y la manifestación de su voluntad.

Hoy había un plenario de comisiones en la Cámara de Senadores para tratar, entre otras cosas, la reforma electoral y la implementación de voto electrónico en las elecciones a nivel nacional. La implementación de voto electrónico es un punto de gran controversia y discusión. Por un lado están los especialistas en informática, quienes se oponen, porque el voto electrónico no garantiza derechos básicos de los electores como el secreto del voto y la auditabilidad del proceso electoral; por otro lado están los políticos -senadores y diputados-, quienes sólo quieren obedecer un capricho presidencial e implementar el sistema sea como sea.

Hoy mismo, y sin previo aviso, el plenario de comisiones fue suspendido. El plenario estaba agendado desde hace tiempo y a él habían sido convocados varios especialistas informáticos a exponer sobre el tema, a poner sobre la mesa los argumentos, las razones por las que implementar voto electrónico no es una buena decisión, y poder discutir sobre eso. El plenario se suspendió. Sin previo aviso, sin posibilidad de discusión, sin argumentaciones.

Las máquinas son una metáfora de ése poder: el poder de tener razón en un sin razón, el poder de avanzar -de avasallar- sin importar argumentos ni nada, el poder de incluso anular cualquier posibilidad de discusión, disputa y reclamo, el poder de continuar con el plan de ejecución hasta finalizarlo.

Hoy los Senadores nos dieron un ejemplo de ése poder, y contra ése poder es contra el que debemos luchar.

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