No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho.
Séneca – De la brevedad de la vida.
No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho.
Séneca – De la brevedad de la vida.
Si querés tener algo que nunca tuviste tenés que hacer algo que nunca hiciste.
Explicación gráfica sobre una de las razones que llevan a no comprar películas en DVD.
Y luego se preguntan porqué las personas no compran sus películas….
Posiblemente hayas visto esta señal de tránsito en muchas partes, sobre todo en rutas, avenidas y autopistas.
También sabemos que infringir las leyes y señales de tránsito tiene, en el mejor de los casos, consecuencias penales y económicas.
En el poco probable caso de que hayas cometido alguna infracción de tránsito relacionada con el exceso de velocidad, y si este exceso tiene una buena y noble razón de ser, te dejo aquí una excelente forma de recurrir la sanción que te quieran imponer:
Estimado Sr. Juez:
He sido denunciado por circular a 250 km/h en la Ruta Nacional 53 cuando iba camino de mi pueblo.
Según me dijeron los Policías que me pararon, el radar me detectó a la velocidad antes indicada en un tramo limitado a 70km/h.
Yo, por mi parte, puedo decir que he visto perfectamente esa señal con el número 70 en negro, dentro del círculo rojo con el fondo blanco. Sin embargo, por más que me he fijado, no he visto ninguna unidad de medida junto al numerito 70.
Como Ud. sabrá mejor que yo, que para eso ha estudiado derecho, la Ley 19.511 (de 1972) establece que en la República Argentina el Sistema Métrico Legal Argentino (SIMELA) será el obligatorio en el país, y dentro de las reglas propiamente dichas del citado Sistema Métrico, se establece que la unidad de longitud será el metro, y la unidad de tiempo será el segundo.
No se si cuando Ud. terminó derecho le dio tiempo a hacer algo de matemáticas, pero por si acaso voy a informarle que la velocidad se mide dividiendo la distancia recorrida entre el tiempo empleado para recorrerla, por lo que, tomando la unidad de medida de la distancia (metro) y la unidad de medida del tiempo (segundo), obtendremos la unidad de medida de la velocidad: METROS POR SEGUNDO, que, tal y como nos dice la Ley anteriormente citada , SERÁ LA UNIDAD DE MEDIDA OBLIGATORIA PARA LA VELOCIDAD.
Yo no le voy a negar que fuese a 250 km/h, que de hecho los iba, pero es que la señal que yo vi sólo ponía 70, y en virtud de la ley que todos debemos respetar, y del que Ud. es el máximo exponente, no he dudado en considerar que el número 70 se refería a la unidad de la velocidad, el metro por segundo. Si Ud. hace la conversión observará que 70 m/s equivalen a 252km/h, con lo cual yo circulaba a 2 km/h por debajo de lo permitido.
Por todo lo expuesto, ruego a Ud. que me devuelva el carné de conducir y el dinero de la multa, que no están las cosas para bromas.
Dejemos este asunto en un lamentable malentendido por el que no voy a denunciar a los pobres Agentes de Policía, que bastante tienen con su arriesgado trabajo y estoy seguro que no lo hicieron con mala intención.
Aprovecho la ocasión para saludarle muy Atentamente.
Great minds discuss ideas average minds discuss events small minds discuss people.
Las grandes mentes discuten sobre ideas;
las mentes promedio sobre eventos;
y las mentes pequeñas sobre personas.
Las redes sociales están aun en pleno auge y expansión, creciendo y evolucionando.
Siempre se habló sobre la pérdida de privacidad que éstas redes producían, y ya están apareciendo algunos servicios que nos lo demuestran.
El fenómeno de las redes sociales comenzó presentándose como el medio (o lugar) en el que uno podía contactarse y “encontrarse” con amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc., y relacionarse de una forma mucho más amena que a través del correo electrónico. También es posible formar grupos y así relacionarse con personas con un mismo interés, gusto o hobby. Un fin muy noble, ¿no?.
La evolución de estas redes ha hecho, entre otras cosas, que se “acelere” la interacción entre las personas, dando lugar a los servicios denominados “microblogging“. Estos servicios se basan en comentar, o “postear”, con la mayor frecuencia posible, lo que uno está haciendo en cada momento. Por ejemplo, yo acabo de postear que estoy escribiendo un artículo para mi blog.
Junto con la evolución de las redes sociales y la aparición de servicios de interacción más dinámicos, ha crecido y evolucionado lo que podríamos denominar “servicios adicionales”, o “servicios complementarios”. Como ejemplo de esto podemos nombrar a Twitter y Foursqare.
Twitter es un servicio de microblogging, posiblemente el más popular por estos días, Foursqare es un complemento que permite “decirle a todos”, a través de Twitter, el lugar en el que estamos, o hacia dónde estamos llendo.
Como resultado de la unión de estos servicios, ha aparecido Please Rob Me. Please Rob Me —por favor, róbame— (nombre bastante descriptivo, ¿no?) ofrece la posibilidad de saber qué usuarios están fuera de su casa; y más precisamente, en que lugar se encuentran. Además, para que el servicio sea realmente útil, es posible realizar búsquedas filtrando por nombre de usuario de Twitter y/o por localidad.
No se si los niveles de pérdida de privacidad deben preocuparnos, y no se que se puede hacer sabiendo que alguien no está en su casa en este preciso momento, pero es algo sobre lo que tenemos que pensar.
A continuación dejo la transcripción y el vídeo del discurso que Steve Jobs, CEO de Apple y PIXAR, dió en 2005 a los graduados de la Universidad de Stanford.
En su discurso Jobs relata tres increíbles e imperdibles historias.
Todo el discurso merece mucha atención, y es una de esas cosas que debiéramos leer bastante seguido.
Tengo el honor de estar hoy aquí presente en la ceremonia de graduación de una de las más prestigiosas universidades en el mundo. A decir verdad, esto es lo más cerca que estuve jamás de una graduación universitaria. Hoy deseo contarles tres relatos acerca de mi vida. Eso es todo. Nada del otro mundo. Simplemente tres relatos.
El primer relato es acerca de unir los distintos puntos.
Abandoné los estudios en Reed College después de los primeros 6 meses, pero luego permanecí como oyente por otros 18 meses aproximadamente antes de dejarlos completamente. Así que, ¿por qué abandoné?
Todo comenzó antes de que yo naciera. Mi madre biológica era una joven soltera, graduada universitaria, que decidió colocarme en adopción. Creía enérgicamente que debía ser adoptado por universitarios graduados, de modo tal que todo se organizó para que fuese adoptado al nacer por un abogado y su esposa. Excepto que cuando emergí ellos decidieron a último momento que deseaban una niña. Así que mis padres, que estaban en una lista de espera, recibieron una llamada en el medio de la noche que decía: “Tenemos un varoncito inesperado, ¿lo quieren?” Dijeron: “Por supuesto.” Mi madre biológica averiguó más tarde que mi madre adoptiva nunca se había graduado de la universidad y que mi padre nunca había terminado el colegio secundario. Se rehusó a firmar los papeles definitivos de adopción. Solo se avino a hacerlo unos meses después, cuando mis padres le prometieron que algún día yo iría a la universidad.
Y 17 años más tarde fui a la universidad. Pero ingenuamente elegí una universidad que era casi tan cara como Stanford, y todos los ahorros de mis padres de clase trabajadora se estaban destinando a mis aranceles universitarios. Luego de seis meses, no le encontraba sentido a esto. No tenía idea de lo que quería hacer con mi vida y tampoco de qué manera la universidad me ayudaría a resolverlo. Y aquí me encontraba desperdiciando todo el dinero que mis padres habían ahorrado durante toda su vida. Así que decidí abandonar los estudios y confiar que todo se arreglaría eventualmente. Era una decisión bastante temerosa en ese momento, pero a la distancia fue una de las mejores decisiones que pude haber tomado. En el momento en que abandonara la universidad podía dejar de asistir a las clases que no me interesaban, y sí participar como oyente de aquellas que parecían interesantes.
No todo fue romántico. No tenía un dormitorio, así que dormía en el piso en las habitaciones de amigos, devolvía las botellas de gaseosa para obtener los 5 centavos de depósito para comprar comida, y caminaba las 7 millas a través de la ciudad cada domingo por la noche para recibir una buena comida una vez por semana en el templo Hare Krishna. Me encantaba. Y mucho con lo que tropecé más adelante como consecuencia de hacerle caso a mi curiosidad e intuición resultó no tener precio después.
Déjenme darles un ejemplo: Reed College en ese momento ofrecía quizás el mejor aprendizaje de caligrafía del país. En toda la ciudad universitaria cada cartel, cada etiqueta en cada cajón, era caligrafiado a mano de una manera bellísima. Dado que había abandonado los estudios y no tenía que asistir a las clases normales, decidí tomar un curso de caligrafía para aprender cómo se hace eso. Aprendí acerca de los tipos de letra con trazos de pie, cómo variar la cantidad de espacio entre diferentes combinaciones de letras, todo aquello que hace que la admirable tipografía sea grandiosa. Era hermoso, histórico, artísticamente sutil de un modo que la ciencia no puede captar, y yo lo consideraba fascinante.
Nada de esto albergaba siquiera la mínima esperanza de alguna aplicación práctica en mi vida. Pero diez años más tarde, cuando estábamos diseñando la primera computadora Macintosh, todo volvió a mi mente. Y lo volcamos todo en la Mac. Era la primera computadora con bellísima tipografía. De no haber asistido a ese único curso universitario, la Mac no hubiera tenido nunca tipos de letras múltiples o fuentes espaciadas proporcionalmente. Y dado que Windows simplemente copió a Mac, es posible que ninguna computadora personal las hubiera tenido. De haber proseguido mis estudios universitarios, no hubiera asistido a ese curso de caligrafía, y las computadoras personales no tendrían la maravillosa tipografía que tienen.
Por supuesto que era imposible haber unido los diferentes puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en la universidad. Pero fue muy, muy claro al mirar para atrás diez años más tarde.
Nuevamente, no se pueden unir los distintos puntos mirando para adelante; se pueden unir únicamente mirando hacia atrás. Así que deben confiar que de alguna manera los puntos se unirán en el futuro. Deben confiar en algo sus agallas, el destino, la vida, el karma, lo que sea. Este enfoque no me ha traicionado nunca, e hizo toda la diferencia en mi vida.
Mi segundo relato es acerca del amor y la pérdida.
Yo tuve suerte – descubrí lo que realmente quería hacer temprano en mi vida. Woz y yo comenzamos con Apple en el garaje de mis padres cuando tenía 20 años. Trabajamos duro, y en 10 años Apple creció de ser una empresa compuesta por nosotros dos en un garaje a una empresa de $2 mil millones con más de 4000 empleados. Habíamos lanzado nuestra creación más refinada – Macintosh – un año antes, y yo acababa de cumplir 30. Y después me despidieron. ¿Cómo se puede ser despedido de la empresa que uno inició?
Pués, a medida que Apple crecía contratamos a alguien que yo pensaba que era sumamente talentoso para dirigir la empresa conmigo, y durante el primer año o más las cosas anduvieron bien. Pero luego nuestras visiones acerca del futuro comenzaron a diferir y eventualmente tuvimos una disputa.
Al tenerla, nuestro Directorio lo apoyó a él. Así que a los 30 estuve afuera. Y bien afuera. Aquello en lo que me había concentrado durante toda mi vida adulta había desaparecido, y fue devastador.
Realmente no supe qué hacer durante unos pocos meses. Sentía que había decepcionado a la anterior generación de emprendedores – que había soltado la batuta mientras que me la estaban pasando. Me reuní con David Packard y Bob Noyce y traté de disculparme por haber echado a perder las cosas de tal manera. Yo representaba un fracaso público muy importante, y hasta pensé en retirarme del valle.
Pero poco a poco empecé a darme cuenta que todavía amaba lo que estaba haciendo. El curso de los acontecimientos en Apple no había cambiado eso para nada. Había sido rechazado, pero aún amaba lo mío. Así que decidí empezar de nuevo.
No me dí cuenta entonces, pero resultó que el hecho de haber sido despedido de Apple fue lo mejor que me pudo haber pasado. El peso del éxito fue reemplazado por la facilidad de convertirme en un principiante una vez más, con menor certidumbre acerca de todo. Me dio rienda suelta para ingresar en uno de los períodos más creativos de mi vida.
Durante los próximos cinco años, inicié una empresa llamada NeXT, otra empresa llamada Pixar y, me enamoré de una maravillosa mujer que se convertiría en mi esposa. Pixar llegó a crear el primer largometraje animado por computadora en el mundo, Toy Story, y en la actualidad es el estudio de animación más exitoso a nivel mundial. En un giro destacado de acontecimientos, Apple adquirió NeXT, volví a Apple, y la tecnología que desarrollamos en NeXT está en lo más recóndito del renacimiento actual de Apple. Y tenemos, Laurene y yo, una maravillosa familia juntos. Estoy seguro de que nada de esto hubiera pasado de no haber sido despedido de Apple. Fue un trago amargo, pero creo que el paciente lo necesitaba.
A veces la vida golpea en la cabeza con un ladrillo. No pierdan la fe. Estoy convencido de que lo único que me mantenía en curso era que amaba lo que hacía. Deben encontrar lo que realmente les apasiona. Y esto es tan cierto respecto del trabajo como lo es respecto del amor. El trabajo les llenará una parte importante de sus vidas, y la única manera de sentirse realmente satisfecho es realizar lo que consideran un gran trabajo. Y el único modo de realizar un gran trabajo es amar lo que uno hace. Si no lo han encontrado aún, sigan buscando. No se conformen. Así como sucede con todos los asuntos del corazón, sabrán cuando lo hayan encontrado. Y, así como sucede en cualquier gran relación, mejora más y más a medida que transcurren los años. Así que sigan buscando hasta que lo encuentren. No se conformen.
Mi tercer relato es acerca de la muerte.
Cuando tenía 17, leí una cita que decía más o menos lo siguiente: “Si vives cada día como si fuera el último, algún día seguramente tendrás razón.” Me impresionó, y desde entonces, por los últimos 33 años, he mirado en el espejo cada mañana y me he preguntado: “¿Si hoy fuese el último día de mi vida, querría hacer lo que estoy por hacer hoy?” Y cada vez que la respuesta ha sido “No” durante demasiados días seguidos, sé que debo cambiar algo.
El recordar que estaré muerto pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones en la vida. Porque casi todo – todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo temor a la vergüenza o al fracaso – todas estas cosas simplemente desaparecen al enfrentar la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo por perder. Ya se está indefenso. No hay razón alguna para no seguir los consejos del corazón.
Me diagnosticaron un cáncer hace un año aproximadamente. Me practicaron una tomografía computada a las 7:30 de la mañana, y claramente mostraba un tumor en mi páncreas. Yo ni sabía lo que era el páncreas. Los médicos me dijeron que éste era seguramente un tipo de cáncer incurable, y que no llegaría a vivir más de tres a seis meses. Mi médico me aconsejó ir a casa y arreglar mis asuntos, que es el código médico para prepararse para morir.
Quiere decir que hay que tratar de explicarles a los hijos todo aquello que pensaba que iba a tener diez años para contarles, en pocos meses. Significa asegurarse de tener todo puntualmente arreglado de modo que sea lo más fácil posible para la familia. Significa empezar a decir adiós.
Pasé el día entero con ese diagnóstico. Luego por la tarde me realizaron una biopsia, en la que introdujeron un endoscopio por la garganta, a través del estómago y hasta los intestinos, pusieron una aguja en mi páncreas y retiraron algunas pocas células del tumor. Estaba sedado, pero mi esposa, que estaba allí, me dijo que cuando vieron las células bajo el microscopio los médicos comenzaron a gritar porque resultó que era una forma muy rara de cáncer pancréatico que se cura mediante cirugía. Me realizaron la cirugía y estoy bien ahora.
Fue lo más cerca que me encontré de la muerte, y espero que sea lo más cerca que me encuentre por varias décadas. Habiendo pasado esto, les puedo decir lo siguiente con un poco más de seguridad que cuando la muerte era un concepto útil pero puramente intelectual: Nadie quiere morir. Aún la gente que quiere ir al cielo no quiere morir para llegar allí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha logrado escapar. Y así es como debiera ser, porque la muerte es muy probablemente la única mejor invención de la vida. Es el agente de cambio de la Vida. Retira del camino lo viejo para dar paso a lo nuevo. En este momento lo nuevo son ustedes, pero algún día no demasiado lejano, gradualmente se convertirán en lo viejo y se los sacará del camino. Lamento ser tan dramático, pero es realmente cierto.
Su tiempo es limitado, así que no lo malgasten viviendo la vida de otro. No se dejen atrapar por el dogma – que implica vivir con los resultados de las creencias de otros. No permitan que el ruido de otras opiniones ahogue vuestra voz interior. Y lo que es más importante, tengan el coraje de seguir a sus corazones e intución. De algún modo ellos ya saben lo que ustedes realmente quieren llegar a ser.Todo lo demás es secundario.Cuando era joven, existía una publicación maravillosa llamada The Whole Earth Catalog, que era una de las biblias de mi generación. La había creado un sujeto llamado Steward Brand no demasiado lejos de aquí en Menlo Park, y le transmitió su toque poético. Esto sucedía en los últimos años de la década de 1960, con anterioridad a la publicación mediante computadoras personales y de escritorio, así que todo se llevaba a cabo con máquinas de escribir, tijeras, y cámaras polaroid. Era una clase de Google en edición rústica, 35 años antes de la aparición de Google: era idealista, y desbordante de herramientas prolijas e ideas importantes. Stewart y su equipo publicaron varias ediciones de The Whole Earth Catalog, y luego cuando había cumplido su ciclo, publicaron una edición final.
Esto sucedía a mediados de la década de 1970, y yo tenía la edad de ustedes. En la tapa de la edición final había una fotografía de un camino rural a primeras horas de la mañana, del tipo de ruta que ustedes caminarían si fueran tan aventureros. Debajo de la foto aparecían las siguientes palabras: “Si no se tiene avidez por el conocimiento, no se conocerá el éxito”. Era su mensaje de despedida al anunciar el fin de la publicación.
Si no se tiene avidez por el conocimiento, no se conocerá el éxito. Y siempre he deseado eso para mí. Y ahora, que ustedes se gradúan para empezar de cero, deseo eso para ustedes
Si no se tiene avidez por el conocimiento, no se conocerá el éxito.
A continuación el vídeo del discurso subtitulado al español:
A continuación se transcribe una sección completa del libro “Estanflación” de Domingo Cavallo, editado por Sudamericana en septiembre de 2008.
Aunque parezca sorprendente, pese a las reservas acumuladas por el Banco Central, en un futuro no muy lejano el precio del dólar se puede escapar. Si para evitarlo el gobierno acentúa el control de cambios, puede reaparecer el dólar paralelo, como ocurrió tantas veces entre 1975 y 1990. Algo parecido viene ocurriendo en Venezuela desde hace varios años, a pesar de la lluvia de petrodólares que ingresan a las arcas de PDVSA.
Como esta conclusión no es obvia, me detendré a explicar por qué puede suceder que la gente salga a comprar dólares desesperadamente. Y por qué el gobierno puede llegar a acentuar los controles de cambio.
Hace ya más de doce meses que la cuenta que registra el movimiento de capitales entre la Argentina y el exterior ha pasado a ser negativa. Fuertemente negativa. En el segundo semestre de 2007 salieron por esta vía 4.800 millones de dólares y en el primer semestre de 2008 la salida aumentó a 7.200 millones. Esta última cifra ya es significativamente superior al saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos, que continúa siendo positiva y no muy diferente de lo que lo fue en los tres últimos años.
El saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos registra la entrada y salida de dólares por movimiento de bienes y servicios, es decir por exportaciones e importaciones, no sólo de bienes físicos, que atraviesan las fronteras, sino por servicios, como el turismo, los transportes y las finanzas. Éste sigue siendo positivo porque han aumentado mucho los precios de los productos de exportación tradicional de la Argentina, en particular la soja.
Pero a diferencia de lo que ocurrió hasta el primer semestre de 2007, ahora que el saldo de la cuenta de capital, es decir, el resultado de los movimientos netos de capitales, se ha tornado fuertemente negativo, las reservas de divisas del Banco Central han dejado de crecer y, últimamente, han comenzado a bajar.
Por eso se puede llegar a producir la paradoja de que, aunque el peso continúe mostrando signos de seguir estando subvaluado cuando se observa el atraso de las tarifas públicas y muchos otros bienes y servicios que han sido utilizados para reprimir la inflación, la percepción de los operadores del mercado de capitales sea que el peso ya ha comenzado a estar sobrevaluado, algo que los que compiten con productos importados denominan “atraso cambiario” para sugerir que sería necesario permitir una nueva devaluación.
El régimen de libre flotación cambiaria, en contraposición a uno de precio fijo o administrado del dólar, se inventó, precisamente, para encontrar un mecanismo de equilibrio que permita valuar correctamente el peso o, lo que es lo mismo, el precio del dólar en pesos, cuando existen distintas percepciones de quienes ofrecen y compran en el mercado de cambios. Pero ese mecanismo no está en funcionamiento en nuestra economía en este momento.
¿Podrá estarlo en el futuro? Lo dudo mucho, porque salvo que este gobierno cambie completamente de dirección, tanto en materia de organización de la economía cuanto de políticas económicas, va a seguir primando la estrategia de reprimir la inflación. Y ésta no lleva a la libre flotación, sino a los mayores controles de cambio y a la aparición de un mercado paralelo del dólar que puede llegar a alejarse mucho del precio fijado por el gobierno para las transacciones autorizadas.
Cuando en medio del conflicto con el campo, allá por marzo y abril de 2008, la gente se asustó y comenzó a demandar dólares, el gobierno salió a vender reservas del Banco Central para evitar que su precio subiera. Y más aún, para hacerlo bajar de 3,20 a 3,06 en el transcurso de unas pocas semanas. E hizo esto sin anunciarlo ni explicarlo, en flagrante contradicción con los persistentes anuncios de que la estrategia de crecimiento del país se basa en un precio alto para el dólar.
¿Fue esta reacción completamente inesperada para los economistas con experiencia en la Argentina? No para mí, pero sí para casi todos los demás. Especialmente para los autores ideológicos del Plan Fénix.
En realidad lo que está ocurriendo con el mercado de monedas extranjeras y la reacción del gobierno es lo que cabía esperar cuando en una economía se ha seguido una estrategia de inflación reprimida, basada en congelamientos, controles de precios y restricciones al comercio exterior, y la gente comienza a advertir que son insostenibles. Lo natural es que la población se asuste y salga a comprar dólares, como lo hizo tantas veces en el pasado ante situaciones no muy diferentes. Más aún cuando está muy desorientada por la contradicción entre el discurso del dólar alto que ha venido haciendo el gobierno y las intervenciones del Banco Central para que el precio del dólar baje.
Por el momento, quienes argumentan que es imposible que se produzca una demanda desesperada de dólares por parte de la gente que el Banco Central no pueda llegar a satisfacer muestran como prueba de sus afirmaciones el alto nivel de reservas que el Banco Central aún conserva. Pero esto es una ilusión, por no decir una alucinación.
Si descontamos las reservas los dólares que el gobierno probablemente tendrá que usar para evitar caer otra vez en una moratoria de la deuda externa en los próximos meses, más los dólares que tienen como contrapartida a las letras emitidas por el Banco Central, que sólo serán renovadas por sus tenedores si les pagan una tasa de interés cada vez más alta y gravosa para las cuentas fiscales, los dólares que le quedan al Banco Central para enfrentar una corrida en contra del peso son insignificantes.
Por eso, y porque me parece que el gobierno no permitirá que se desboque la inflación, como lo haría si el precio del dólar se escapara, pero tampoco podrá continuar con la política de los últimos meses de vender reservas, ni permitirá que las tasas de interés que debe pagar para renovar las letras que emitió para respaldar las reservas se torne extremadamente alta, sólo le quedará acentuar los controles de cambio. Es decir, restringir fuertemente la venta de dólares para usos que no considere prioritarios.
Esta conducta del gobierno es la que debe esperarse cuando se ha llevado a la economía a una situación de inflación reprimida.
Si, como es altamente probable, cuando la gente decida comprar desesperadamente dólares, se crea de hecho un mercado paralelo, las reservas del Banco Central comenzarán a disminuir por operaciones de sobrefacturación de importaciones y de subfacturación de exportaciones que fueron habituales en los períodos de multiplicidad de mercados cambiarios originados en los controles de cambio.
Cuando las reservas tengan un nivel mínimo estaremos a punto de pasar del período de estanflación, que es precisamente el período caracterizado por la existencia del mercado paralelo del dólar, a un período de hiperinflación.
Fuente: http://www.cavallo.com.ar/
Hay frases que se repiten (o repetimos) constante y sistemáticamente.
Una de esas frases fue muy usada durante el año 2009: «Toda crisis es una oportunidad», o «Las épocas de crisis son épocas de oportunidades».
Esta frase la he oído no menos de 50 veces a lo largo de 2009, e incluso la he visto pegada en recepciones y salas de reunión de diversas empresas.
Creo que esto de las crisis y las oportunidades no es tan así, es más, creo que tiene poco, muy poco de verdad.
Cuando uno se pregunta sobre el origen de esta frase, la razón con la que se encuentra es que el ideograma que usan los chinos para la palabra crisis se construye por yuxtaposición de los correspondientes «peligro» y «oportunidad». El argumento no parece muy sólido, ¿no? Más que solidez lo que transmite es una escasez, limitación y pobreza por parte de los ideogramas para expresar las diversas situaciones y vivencias de la vida de una persona o sociedad. Nuestro idioma es mucho más rico y completo: tenemos una palabra para cada cosa.
Más allá de las cuestiones idiomáticas, estas son algunas de las razones por las que me parece que “crisis” no es igual a “oportunidad“:
Durante las crisis las «oportunidades» son siempre a expensas de otro, y no son oportunidades reales. Se pueden presentar, por ejemplo, oportunidades laborales para repartidores de volantes (panfletos) en la calle. Claro, como la actividad económica se retrae, y los comercios no pueden invertir en publicidad radial, o en medios gráficos, reducen los costos en publicidad y ponen a un pibe, por $10 por día a repartir volantes. Gran oportunidad, ¿no?
Adquirir un auto a un muy bajo costo porque otra persona tuvo que malvenderlo debido a una crisis no creo que sea algo bueno y meritorio para atribuirle a una crisis.
Decir que «las épocas de crisis, son épocas de oportunidades», no parece ser algo correcto y defendible; incluso me suena a esas frases hechas para consolar o distraer a los que seguramente saldrán perdiendo y heridos debido a los efectos de las crisis.
En épocas de crisis aplica mucho más la frase «a río revuelto, ganancia de pescadores»; en épocas de revuelo y donde todos están desorientados y desesperados, los pescadores (aquellos que tienen algún botecito, caña, tanza, anzuelo, carnada, etc.) son los que llevan todas las de ganar; los peces: las de perder.
En resumen: las épocas de crisis no son buenas, no son épocas de oportunidades, no fomentan la creatividad y no son momentos donde se tomen buenas decisiones.
No nos dejemos engañar, y sobre todo, cuidémonos de los «pescadores», que se relamen en estas épocas.